Autor: Laura Brito

  • La Guardia Civil cree que Laura Luelmo murió el mismo día de su desaparición
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    La Guardia Civil cree que Laura Luelmo murió el mismo día de su desaparición

    Considera que los datos iniciales que revela la autopsia no son certeros y que la joven no pasó más de una hora en casa de su asesino

    Qué paso entre la desaparición de Laura Luelmo, el miércoles 12 de diciembre, y su muerte, dos o tres días después -según los primeros datos de la autopsia- ha sido estos días una de las grandes incógnitas sobre la investigación del caso de la joven zamorana de 26 años asesinada en El Campillo. En la rueda de prensa dada por la Guardia Civil en la mañana de este miércoles se plantea que la joven no pasó más de una hora en la casa de su asesino confeso, Bernardo Montoya, y que pudo morir la misma noche de su desaparición -el miércoles 12 de diciembre- en el lugar donde fue encontrada, a unos 4 kilómetros de El Campillo, o antes de llegar allí.

    De acuerdo con los datos facilitados por los responsables de la investigación, Bernardo Montoya pudo sorprender a Laura cuando ésta venía de comprar del supermercado, poco después de las 17.20 horas de la tarde del miércoles 12 de diciembre -hora reflejada en el ticket de compra-, y ha quedado demostrado que estuvo en su casa, ya que los investigadores encontraron en la vivienda la compra de la joven y restos de sangre. Menos de una hora después, en torno a las 18.10 horas, un vecino dijo haber visto su coche con el maletero abierto, con lo que entienden que la joven estuvo en la casa de su asesino confeso hasta ese momento y se descartaría la hipótesis de que estuviera secuestrada varios días hasta su muerte.

    De su casa, Montoya supuestamente la llevó al campo, donde la joven moriría ese mismo día según los datos que baraja la Guardia Civil, pese a que los resultados preliminares de la autopsia practicada dataran su muerte dos o tres días después, ante lo que el coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva, Ezequiel Romero, ha explicado que los resultados de la autopsia «no son definitivos y, a priori, puede que no se correspondan del todo con la realidad. Por ello los forenses siguen trabajando para afinar más» y esclarecer lo ocurrido, ha añadido.

    Según ha explicado la Guardia Civil tratando de reconstruir lo que pasó con Laura Luelmo aquella tarde, al parecer Montoya habría visto salir a la joven cuando ésta se dirigía al supermercado y se quedó en la puerta esperando a que llegara. En ese momento, el asesino confeso la retuvo y la llevó a su casa, donde «le ató las manos, le tapó la boca con cinta aislante para que no gritara y la tiró al suelo». Sin embargo, en un descuido de Montoya, la joven se levantó y supuestamente propinó una patada a su agresor, motivo que «presuntamente lo llevó a golpearla contra el suelo». Según la Guardia Civil, todo esto pudo ocurrir entre las 17.20 –hora del ticket de la compra que sitúa a Laura a la salida del supermercado- y las 18.10 horas de esa misma tarde -momento en que un vecino dijo haber visto el coche del asesino confeso con el maletero abierto-.

    Según los datos que maneja la Guardia Civil, Montoya pudo asustarse tras el enfrentamiento con Laura en su propia casa y decidió llevarla al campo, al lugar donde días después fue hallado su cadáver. Ya allí, supuestamente, la agredió sexualmente, tal y como confirma la autopsia, y se marchó del lugar, como él mismo mantiene en su confesión. De acuerdo con esto, la joven podría haber muerto esa misma noche, y no dos o tres días después. El cadáver fue encontrado semidesnudo y en una postura que, según la información de los investigadores, denotan que «no estuvo sufriendo».

    En cuanto al posible traslado del cadáver, otro de los puntos a debate estos días, la Guardia Civil ha aclarado que el día antes de encontrarse el cuerpo, agentes y voluntarios buscaron a Laura en esa misma zona, pero «es normal que pudiera pasar desapercibida», pues su cuerpo «estaba oculto en una zona de jaras y no se veía hasta estar a un metro y medio de distancia», por lo que cobra fuerza la posibilidad de que Bernardo Montoya la dejara allí el mismo día en que desapareció y que no la trasladara días después.

    Todo esto se desprende de la investigación realizada por la Guardia Civil y del propio testimonio de Bernardo Montoya, que confesó los hechos tras ser detenido el día después de encontrarse el cadáver de la joven. Desde un primer momento, los agentes tenían a Montoya como sospechoso «en mayúsculas» y lo siguieron de cerca, ha señalado Ezequiel Romero, quien ha explicado que los agentes vieron a Montoya en la puerta de su casa y le preguntaron por la joven. En ese momento, él negó haberla visto y saber que vivía allí. Sin embargo, al conocer su historial delictivo y vivir a apenas 50 metros de la joven, la Guardia Civil se puso en alerta.

    Sobre por qué no entró entonces en la casa del asesino confeso, desde la Guardia Civil han explicado que en ese momento se consideró que podía «perjudicar», para lo que han aportado varios argumentos que se desgranan en esta otra publicación.

  • Vecinos de El Campillo intentan romper el cordón policial para increpar al asesino confeso de Laura
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    Vecinos de El Campillo intentan romper el cordón policial para increpar al asesino confeso de Laura

    La Guardia Civil registra de nuevo la vivienda de Bernardo Montoya para esclarecer qué ocurrió desde la desaparición de la joven hasta su muerte dos o tres días después 

    La tensión se ha vivido también en el mediodía de este miércoles en la calle Córdoba del municipio de El Campillo, donde la Guardia Civil procedía a un nuevo registro de la vivienda de Bernardo Montoya tras su confesión del crimen de la joven Laura Luelmo. Vecinos del municipio no han podido contenerse ante la llegada del detenido y han tratado de romper el cordón policial en reiteradas ocasiones para increparle, tras lo que los agentes de la Guardia Civil han controlado la situación y ha continuado con las actuaciones con normalidad.

    Ya ocurría algo similar en el lateral de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva tras la declaración de Bernardo Montoya ante la salida de un vehículo en el que se pensaba inicialmente que podría ir el detenido. Entonces, un buen número de ciudadanos que se encontraban en la zona también increparon al grito de «asesino» después de conocerse su confesión, según la cual intentó violar a Laura, la golpeó y la dejó malherida en el campo.

    La Guardia Civil ha registrado nuevamente la vivienda y de forma aún más minuciosa para esclarecer qué ocurrió con la joven desde su desaparición el miércoles 12 hasta su muerte, que, según los datos revelados por la autopsia, no fue hasta el viernes 14 o el sábado 15 de diciembre. Por ello, los agentes tratan de averiguar si Bernardo Montoya la tuvo retenida o si, por el contrario, la dejó en el campo como él mismo mantiene.

  • Un vecino de El Campillo veía cómo el detenido vigilaba a Laura
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    Un vecino de El Campillo veía cómo el detenido vigilaba a Laura

    Nunca llegó a pensar que pudiera suceder lo ocurrido

    Una de las cosas que Laura Luelmo le comentó a su novio días antes de su desaparición fue que su vecino de en frente la miraba de forma extraña, hasta el punto de llegar a incomodarla. Ahora, una semana después, ese mismo vecino, que había llegado poco antes a El Campillo tras cumplir condena por asesinato, está detenido como sospechoso de su muerte. Vivían a tan solo 50 metros, en la calle Córdoba del municipio, a donde la joven zamorana de 26 años se había trasladado días antes para cubrir una baja de profesora en el IES Vázquez Díaz de la localidad vecina de Nerva.

    Ayer, otro vecino de esa misma calle afirmaba haber visto cómo el detenido vigilaba a la joven cada vez que salía de casa. De acuerdo con su testimonio, tal y como puede apreciarse en el vídeo que ilustra esta información, Laura llevaba tan solo unos días en la vivienda de la calle Córdoba y, desde que llegó, su vecino de en frente no dejaba de vigilarla: «Yo salía a trabajar y veía cómo estaba pendiente de ella todos los días». Sin embargo, nunca llegó a pensar que la situación acabaría así: «Vi que la vigilaba, pero nunca pensé que llegara a esto».

    Este vecino cuenta que no trató mucho con Laura, apenas «buenos días y buenas tardes», pero «se la veía una joven simpática y alegre». Por su parte, el detenido sí le resultaba algo «sospechoso». Asimismo, la última vez que vio a ambos coincide con la crónica de lo ocurrido: «Vi salir a Laura la tarde del miércoles, sobre las cuatro de la tarde o poco más, y a mi vecino igual, sería sobre la misma hora, y ya no he vuelto saber nada más hasta hoy».

    La joven Laura Luelmo, tal y como adelantó Tinto Noticias -el periódico de la Cuenca Minera de Riotinto-, desapareció en la tarde del pasado miércoles 12 de diciembre cuando salió a correr por las inmediaciones de El Campillo. Desde el día siguiente, miembros de los diferentes cuerpos de seguridad la han buscado sin descanso por tierra, agua y aire en busca de algún rastro de su paradero. Desde el principio se descartó la huida voluntaria y la Guardia Civil barajaba el accidente o la intervención de alguna persona en su desaparición. En el mediodía de este lunes se conocía la peor de las noticias: hallaban el cuerpo sin vida de Laura a 4 kilómetros de El Campillo, estaba oculto por unos matorrales, semidesnudo y con signos de violencia. A tan solo 200 metros estaban algunas de sus prendas de ropa. Según los datos de la autopsia, la joven murió de un golpe en la frente con algo contundente, como podría ser un palo o una piedra, pero su muerte no fue hasta dos o tres días después de que desapareciera, lo que deja la duda de qué pasó con Laura desde el miércoles 12 de diciembre hasta los días 14 ó 15, cuando el equipo forense que le ha practicado la autopsia ha datado su muerte.

    Durante este martes, la Policía Científica ha rastreado los alrededores del lugar donde se encontró el cuerpo en busca de pistas que esclarezcan lo ocurrido. Por su parte, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil inspeccionaba el domicilio del principal sospechoso, el vecino de en frente de Laura Luelmo. Su detención se conocía en el mediodía del martes, cuando los agentes lo arrestaban en el municipio de Cortegana.

    Asimismo, se han desarrollado concentraciones en repulsa por lo ocurrido en diferentes municipios de la provincia, como en El Campillo, donde vivía Laura, y Nerva, donde trabajaba desde principios de mes. También en la propia capital onubense y en Zamora, desde donde procedía la joven. Asimismo, centros educativos de toda Huelva han dedicado un minuto de silencio por Laura, y el IES Vázquez Díaz cancelaba este martes las clases, aunque abría sus puertas para atender a la comunidad educativa en estos duros momentos.

  • La UCO de Madrid se incorpora a la búsqueda de Laura Luelmo en El Campillo

    La UCO de Madrid se incorpora a la búsqueda de Laura Luelmo en El Campillo

    La Guardia Civil moviliza a más voluntarios que rastrean la zona en motos y vehículos todoterreno

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