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  • La soprano zalameña Aurora Gómez recorre los escenarios de toda Europa

    La soprano zalameña Aurora Gómez recorre los escenarios de toda Europa

    Tras obtener el Premio de Honor Fin de Carrera y el Premio Extraordinario de Música para Jóvenes Intérpretes de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, su carrera artística ha estado cargada de éxitos

    A sus 38 años, la zalameña Aurora Gómez Mora es uno de los nombres más destacados de la lírica onubense. Una soprano con una carrera artística que se inició cuando, a sus 15 años, comenzó a estudiar Canto en el Conservatorio Profesional ‘Cristóbal de Morales’ de Sevilla, donde obtuvo el Título Profesional de Canto, para continuar después en el Conservatorio Superior Manuel Castillo de Sevilla, donde se licenció en Canto, recibiendo el Premio de Honor Fin de Carrera y el Premio Extraordinario de Música para Jóvenes Intérpretes de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, lo que le permitió obtener una beca de estudios. Reconocimientos a los que se unió en dos ocasiones el Segundo Premio del Certamen de Nuevas Voces Ciudad de Sevilla. Una faceta musical que ha compaginado con la carrera de Pedagogía, de la que se licenció en la Universidad de Sevilla.

    Una formación artística que ha perfeccionado en España, con A.L. Chova, A.M. Sánchez, T. Berganza, y S. Estes; en Verona, con B. de Simone; en Viena y en el Universität Mozarteum de Salzburgo, con H. Lazarska; y en Ascoli Piceno (Italia), con R. Franceschetto, sin olvidar a los repertoristas R. Fernández Aguirre, G. Farina, R. Estrada y J. Robaina.

    A partir de aquí, su carrera artística es difícil de resumir, puesto que ha grabado cinco CD’s: ‘Música para tres Poetas Andaluces del 27’, ‘La silueta del Tiempo’, ‘Strauss. Cuatro Últimos Lieder’, ‘Highlights of Baroque Music by Händel, Vivaldi, Caccini, Telemann’ y ‘Manuel Castillo: obra para guitarra’; así como dos DVD’s: ‘Réquiem de G. Verdi’ y ‘Novena Sinfonía de L. Beethoven’.

    También ha realizado numerosas interpretaciones como solista en el Teatro de La Maestranza de Sevilla, el Auditorio de la Cartuja de Sevilla, el Gran Teatro de Huelva, la Casa Colón de Huelva, el Auditorio Manuel de Falla de Granada, la Sala Joaquín Turina de Sevilla, el Ateneo de Madrid, el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, en los ‘Ciclos de Órgano’ de Tárrega (Gerona), de Montilla y de Sevilla, en el Liceo del Círculo de la Amistad de Córdoba, en las Reales Atarazanas de Sevilla o en el Pabellón de Juventudes Musicales de Sevilla, así como la realización de una gira de conciertos por Cataluña, entre otros.

    Del mismo modo, ha actuado acompañada de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga, la Orquesta de Cámara de París, la Joven Orquesta Sinfónica de Granada, la Banda Municipal de Huelva, la Orquesta Ciudad de Ceuta, la Orquesta Sinfónica de Falcón del Sistema Profesional Venezolano, la Orquesta Joven Hispalense, la Orquesta Onubense, la Orquesta Joven Onubense y la Orquesta de la Capilla Musical Catedralicia de Jerez.

    Este ámbito artístico lo compagina con la docencia, puesto que ha impartido técnica vocal y repertorio en el Conservatorio Superior de Música ‘Victoria Eugenia’ de Granada, en el Conservatorio Profesional de Música ‘Ramón Garay’ de Jaén, el ‘Ángel Barrios’ de Granada, ‘Manuel Carra’ de Málaga, ‘Cristóbal de Morales’ de Sevilla y el ‘Javier Perianes’ de Huelva. En la actualidad, trabaja en el Conservatorio Superior de Música ‘Manuel Castillo’ de Sevilla.

    Una trayectoria musical y profesional impresionante, que le ha valido aparecer en el libro Únicas, del investigador onubense Domingo Martín Gómez, dedicado a 129 mujeres con historia o que harán historia de la provincia de Huelva desde el siglo XII hasta la actualidad.

    Una vida llena de éxitos que hemos querido desgranar en esta entrevista realizada a esta zalameña, enamorada de su tierra.

    -Aurora, ¿por qué elegiste la lírica?

    -Yo comencé con 7 años a estudiar en la Escuela de Música de Zalamea la Real y mi instrumento fue el clarinete, con el que hice el Grado Elemental y formé parte de la Banda Municipal. Pero, cuando pensé en dejar la música porque ya no tenía motivación, mi hermano, que siempre ha estado ahí y me ha escuchado canturrear en casa desde pequeña, me inscribió para las pruebas de acceso a Grado Profesional, en la especialidad Canto, del Conservatorio de Sevilla. Me presenté y me fue atrapando hasta hoy.

    -¿Cuál es tu balance de la experiencia?

    -Mi balance con el tiempo siempre es positivo. A veces me asaltan dudas sobre si decidí lo correcto en ocasiones puntuales que suponían una oportunidad para mí, como cuando el barítono estadounidense Simon Estes me ofreció una plaza para estudiar con él en la Universidad de Iowa, cuando mi profesora en Viena me incitó a realizar audiciones para asentarme en la Ópera de Múnich o cuando una compañía italiana de ópera que me había seleccionado me ofreció interpretar el rol protagonista de la ópera Aída en Corea…, y las dejé ir. En los dos primeros casos dije que no por los cambios que suponía en mi vida y, en el último, porque el rol no era para mi registro vocal y era lícito no aceptarlo. Hoy, a toro pasado, sé que opté quizás no por lo más audaz desde el punto de vista profesional, sino por lo mejor para mí. El éxito no lo es si no tienes con quien compartirlo. O eso es lo que pienso. La docencia me dio la estabilidad necesaria para formar una familia y, en los huecos, preparar conciertos.

    Los años docentes buscando soluciones para otras voces perfeccionan tu propia técnica y la experiencia en escenarios mantiene en activo el instrumento que, a su vez, es necesario para mostrar ejemplos en clase. No concibo el uno sin el otro.

    -¿Cuáles son tus próximos proyectos?

    -Después de los tres conciertos que he dado en la provincia de Huelva, en Paterna del Campo, la aldea de El Rocío y Bonares, tengo previsto actuar el 16 de enero en el Conservatorio Superior de Sevilla, donde canto en la presentación del disco ‘Manuel Castillo: obra para guitarra’, acompañada del catedrático de guitarra Jesús Pineda, con quien he grabado el mismo. Luego, el 3 de febrero estaré en la Iglesia ‘Nuestra Señora de La Oliva’ de Salteras, acompañada por la orquesta de Cámara, órgano y el coro del Ateneo de Sevilla, con motivo de sus fiestas patronales. Y el 8 de marzo actuaré en la Capitanía General de Sevilla (Plaza de España), donde interpretaré el Réquiem de Mozart junto a la Orquesta Joven Hispalense y el Coro de la Universidad de Sevilla.

    -A lo largo de tu carrera, ¿qué actuaciones destacarías?

    -Hay varias que recuerdo con cariño, pero, quizás, es especial cuando encarné el pequeño rol de Carmela de la ópera la ‘Vida breve’ de M. Falla en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, por haber compartido elenco con cantantes de primera fila a los que admiro, como Nancy Fabiola Herrera, y tan variopintos como José Mercé, además de hacerlo acompañada por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.

    También destacaría la entrañable zarzuela ‘La tabernera del puerto’, que protagonicé en el Gran Teatro de Huelva, y el cariño con el que trabajamos los ensayos y las funciones. Fue un regalo.

    Y no podría dejar de destacar que pertenecí durante varios años a la Asociación del Coro del Teatro Maestranza, con la que tuve el placer de cantar un lujo de óperas y zarzuelas y algunos particchinos solistas. Esta época supuso para mí una fase de aprendizaje en cuanto a cómo se trabaja con diferentes directores de escena y directores musicales y el entresijo que hace respirar un espectáculo de estas dimensiones (sastrería, utilería, maquillaje y peluquería, bailarines, actores…), que me enamoró.

    -¿Cuáles son las sensaciones que vives cuando cantas en Zalamea?

    -Mi primer concierto fue allí hace 22 años. Desde entonces, he ofrecido varios recitales y las sensaciones siempre han sido muy gratas y cálidas. Las palabras y gestos de emoción tras un concierto son el mejor regalo que puedo recibir y el estímulo para seguir adelante. Cantar allí, sin duda, lleva un aliciente añadido.

    -¿Qué supone para ti tu localidad natal?

    -Es mi pueblo, mis raíces, mi familia y mis amigos. Me hace feliz volver en sus fiestas y saber que todo sigue igual, en su sitio. Podríamos divagar sobre si el músico nace o se hace, pero el entorno social y familiar te condiciona siempre. En mi caso, mi padre y mi hermano son músicos. Y tengo primos y vecinos que también lo son. En esta atmósfera, la música se filtró en mi vida desde niña de manera natural.

    -Para terminar: un mensaje a tus paisanos.

    -Somos dueños de nuestro patrimonio cultural musical y de eso Zalamea puede presumir: desde las singulares coplas a nuestro Patrón a nuestra Vía Sacra del Viernes Santo, pasando por las sevillanas pardas y el fandango zalameño, hasta las soñadoras piezas de nuestro Rosario, de cada sábado de octubre en el silencio de la noche. Es deber de cada uno de nosotros transmitirlo con el mismo respeto y admiración con el que nos llegaron para que sigan siendo nuestras.

  • La clarinetista Esperanza Perea fomenta el amor por la música entre los zalameños

    La clarinetista Esperanza Perea fomenta el amor por la música entre los zalameños

    Jefa de Estudios del Conservatorio de Música de Huelva y presidenta de la Banda Don Justo Ruiz de Zalamea, se inició en el mundo de la música con tan sólo 8 años de la mano de su padre, una pasión que le ha acompañado toda la vida y que comparte con su hermano Bruno, también profesor en el Conservatorio onubense

    Esperanza Perea Rodríguez (Zalamea la Real, 1975) permanece unida a la música desde siempre. Sus primeros estudios musicales los inició de la mano de su padre con tan sólo 8 años, unos comienzos que continuó después en la entonces recién creada Escuela de Música con Antonio Almirón, tras lo que posteriormente hizo el Grado Elemental de Clarinete en el Conservatorio de Música de Valverde del Camino.

    Tras estos primeros pasos se trasladó al Conservatorio Profesional de Música de Huelva, donde obtuvo el título de Grado Medio con Daniel Casanova Collantes. Por último, esta zalameña finalizó sus estudios en el Conservatorio Superior de Música ‘Manuel Castillo de Sevilla con el catedrático de dicha especialidad Antonio García Herrera.

    Tras la carrera, Esperanza completó su formación clarinetística asistiendo a diversos cursos de perfeccionamiento con Julián Farrell, solista de la ‘Academy of St. Martin in the Fields’; Juan Navarro, solista de la Orquesta Sinfónica de Euskadi; Javier Trigos, profesor del Conservatorio Superior de Sevilla; Guy Deplus, catedrático del Conservatorio Superior de París; y Josep Fuster, profesor de la Escuela Superior de Música de Cataluña, entre otros.

    Todo ello la preparó también para ejercer la docencia, una actividad que, según ella misma nos cuenta, “comencé en 1997, en el Aula de Música de la Puebla de Guzmán, para, dos años después, hacerlo en el Conservatorio Superior de Málaga durante un curso. Posteriormente, estuve trabajando en el Conservatorio Elemental de Música de Montoro y en el de Isla Cristina”. Así fue hasta que en el año 2002 obtuvo la plaza por concurso oposición en el Conservatorio Profesional ‘Javier Perianes’ de Huelva, donde permanece desde entonces.

    Una trayectoria de interés que hemos querido conocer en profundidad a través de esta entrevista.

    -Esperanza, ¿cuándo te iniciaste en la música?

    -En la música me inicié a los 8 años. Lo hice de la mano de mi padre, Manuel Perea Castilla, que había formado parte de la Banda de Zalamea desde muy joven y era, -y es-, un gran aficionado a la música. Él no sólo había tocado el clarinete en la banda, sino que había aprendido a tocar la batería de forma autodidacta, por lo que también se unió a unos amigos aficionados a la música para formar un grupo llamado ’Orquesta Lokifonía’, que amenizaba gran parte de las fiestas y verbenas del pueblo y los alrededores.

    Cuando me inició en la música en general y el clarinete en particular, me llevó a dar clases con un antiguo director de la Banda de Música de Zalamea, con Norberto Núñez. Y con él seguí hasta que, en el año 1987, se creó en Zalamea, gracias a Antonio Almirón Sánchez, la Escuela Municipal de Música, así como, al año siguiente, la nueva Banda de Música de Zalamea, ya que la antigua había desaparecido hacía algunos años.

    -¿Por qué elegiste el clarinete?

    -Antiguamente, los estudios musicales eran muy diferentes a hoy en día, al menos en un pueblo, donde no había ni Conservatorio, ni Escuela de Música, por lo que la forma de enseñar un instrumento era a través de un familiar o de conocidos… En mi caso, recuerdo perfectamente el día en que mi padre me preguntó si quería que me enseñara a tocar el clarinete, que era lo que él sabía. Y yo, encantada, le dije que sí. Desde ese día hasta ahora, la música ha sido mi camino, mi vocación y mi forma de vida, por lo que siempre le estaré eternamente agradecida. De hecho, unos años más tarde, le haría la misma pregunta a mi hermano Bruno, que es tres años más pequeño que yo. Y, desde ese momento, siempre hemos ido juntos de la mano en este maravilloso viaje, año tras año, llevando nuestros estudios de clarinete a la misma vez, hasta el punto de que nos sacamos los dos las oposiciones en el mismo año y en el mismo tribunal, lo cual supuso para mis padres, y para toda nuestra familia, una inmensa y, a la vez, doble alegría.

    -Eres profesora del Conservatorio de Música de Huelva. ¿Desde cuándo?

    -Desde el año 2002, que saqué la plaza allí, hasta hoy en día. Además, desde 2016, compagino mis clases de clarinete con la Jefatura de Estudios adjunta en este centro.

    -¿Cuál es tu balance de la experiencia?

    -Buenísimo. En este Conservatorio saqué mis estudios de Grado Medio y, ahora, soy compañera del que por entonces fue mi profesor de clarinete, Daniel Casanova Collantes, por lo que me sentí desde el primer momento muy a gusto, como en casa. Tengo muy buenos compañeros y muy buenos alumnos. No se puede pedir más.

    -También eres presidenta de la Banda Don Justo Ruiz de Zalamea. ¿Por qué decidiste implicarte en esta labor?

    -Llevo formando parte de la Banda de Música de Zalamea desde que se creó de nuevo en el año 1988, es decir, desde hace treinta años ya. Cuando su primer director, Antonio Almirón, dejó la dirección, pasó a sustituirle Lázaro Carcela. Y, durante este período, sobre al año 1999, decidimos darnos de alta como Asociación Musical y crear unos estatutos. A partir de entonces, me propusieron ser la presidenta de la banda y decidí implicarme, porque los jóvenes que estudiábamos música en conservatorios por aquel tiempo estábamos muy comprometidos con nuestra banda. A partir de ese momento, pasamos a llamarnos Banda de Música D. Justo Ruiz de Zalamea la Real en homenaje a unos de los directores con más talento musical que tuvo la antigua banda de Zalamea.

    -¿Qué actividades de las realizadas hasta ahora destacarías?

    -Con la Banda de Zalamea hemos hecho muchas actuaciones y muchos conciertos entrañables en estos 30 años. Pero, si tengo que destacar alguno, me quedaría con el concierto lírico que realizamos acompañando a la soprano zalameña Aurora Gómez Mora y al tenor onubense Guillermo Orozco en el año 2009. Y, a partir de ahí, me quedo con todos los proyectos que hemos realizado para cantantes y banda de música, gracias a los arreglos del director actual de la misma, José Raúl Llanes, como son ‘Noche de Copla’, ‘Sinfonía de la Canción’, ‘Al Son de América’, ‘Aires del Sur’, ‘Belén Musical’, ‘Homenaje a la Guitarra’ y ‘Ochenteando’.

    Respecto a otras actividades musicales realizadas fuera de la banda de música, no puedo dejar de nombrar los dos proyectos más grandes e inolvidables que he tenido la suerte de realizar y organizar, también junto a mi marido José Raúl Llanes: el montaje y la representación con música y voz en directo del musical ‘Jesucristo Superstar’, que hicimos en el año 2003, y su musical ‘Ladrillos Rotos’, que se estrenó en el Gran Teatro de Huelva en enero de 2017.

    -¿Algún nuevo proyecto en el que estéis trabajando?

    -Acabamos de volver a representar ‘Ochenteando’ en Valverde del Camino, junto a su Banda Municipal, y, en nuestro pueblo, por tercera vez, debido al éxito que tuvo en el estreno del año pasado, llenando las tres veces el Teatro Ruiz Tatay. El pasado día 22 de diciembre ofrecimos, por encargo del Ayuntamiento de Zalamea, un Concierto de Navidad. Siempre tenemos algo nuevo en mente, pero los próximos proyectos tendrán que esperar un poco que acabemos ésto, descansemos y renovemos fuerzas.

    -Lo cierto es que Zalamea tiene una sensibilidad especial para la música. Siendo así, de los lugares en los que has actuado, ¿cuáles destacarías?

    -Cada vez que hemos actuado en un escenario hemos tenido experiencias únicas, aprendiendo siempre de cada una de ellas, salgan mejor o peor. Pero destacaría, quizás por lo que ciertamente dices de la sensibilidad y el gusto que tiene Zalamea por la música, el calor de su público, que ha llenado siempre nuestros espectáculos con una respuesta magnífica y una acogida calurosa y llena de entusiasmo.

    -¿Te has marcado algún nuevo reto de cara al futuro?

    -De momento, hay alguna idea para futuros proyectos, pero sin fecha concreta aún. En cuanto a mis planes futuros, vivir y exprimir la vida todo lo que pueda con mi familia y amigos. Y siempre rodeada de música, que me llena y me hace muy feliz.

    -¿Qué supone para ti Zalamea?

    -Mi pueblo, donde me he criado y vivido hasta que el trabajo me hizo volar. A pesar de vivir en Huelva, vamos todos los fines de semana y vacaciones a disfrutar con la familia y amigos y a continuar nuestra labor en la banda de música.

    -Para terminar: un mensaje a los zalameños.

    -Como miembro de esta formación, me gustaría pedirles a los padres de las nuevas generaciones que sigan haciendo gala de la gran tradición musical de Zalamea y el amor que ha profesado siempre este pueblo por la música. Y que inculquen a sus hijos la responsabilidad y el compromiso en este campo, que es sacrificado, pero, a la vez, tan bonito y gratificante. Estamos deseando que se impliquen más personas en nuestra banda y que entre nueva cantera, que es la única forma de que siga manteniéndose viva y a flote por muchos años.

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